Caldo de pollo casero en menos de 30 minutos: Receta fácil y rápida
Un buen caldo de pollo es fundamental en cualquier cocina. No solo es reconfortante y delicioso, sino que también sirve como base para infinidad de platos. Hoy te enseñamos a preparar un caldo de pollo casero, rápido y sencillo, perfecto para cualquier ocasión.
Ingredientes
- 1 kg de huesos y restos de pollo (carcasas, alas, etc.)
- 2-3 tazas de agua (para el blanqueado)
- 4-5 tazas de agua (para el caldo)
Preparación: Dos pasos clave
La clave para un caldo de pollo claro y sabroso reside en dos pasos fundamentales: el blanqueado inicial y la cocción a fuego lento.
1. Blanqueado de los huesos
El blanqueado es un paso crucial, a menudo infravalorado, pero esencial para obtener un caldo limpio y sin impurezas. Consiste en:
- Colocar los huesos y restos de pollo en una olla o cazo.
- Cubrir con 2-3 tazas de agua fría.
- Llevar a ebullición a fuego alto.
- Una vez que hierva suavemente, reducir el fuego a medio y cocinar durante 2-3 minutos.
- Escurrir los huesos y enjuagarlos bajo agua fría para eliminar cualquier resto de impurezas.
¿Por qué es importante blanquear? Al hervir los huesos, liberan impurezas, principalmente proteínas y grasas, que forman una espuma en la superficie. Aunque esta espuma es comestible, afecta al sabor y al aspecto del caldo. El blanqueado nos permite eliminar estas impurezas, logrando un caldo más limpio y apetecible.
2. Cocción a fuego lento
Después del blanqueado, toca extraer todo el sabor y los nutrientes de los huesos. Para ello:
- En una olla limpia, poner 4-5 tazas de agua a hervir a fuego alto.
- Añadir los huesos de pollo blanqueados, incluso si el agua aún no está hirviendo.
- Cubrir la olla y, una vez que hierva, reducir el fuego al mínimo.
- Cocinar a fuego lento durante 25-30 minutos, sin exceder la hora.
¡Listo para disfrutar!
Una vez transcurrido el tiempo de cocción, retirar los huesos y restos de pollo. Ya tienes tu caldo listo para usar en tus recetas favoritas. Puedes consumirlo directamente, o utilizarlo como base para sopas, arroces, guisos y mucho más.
Si no lo vas a utilizar inmediatamente, puedes conservarlo en la nevera durante 3-4 días, o congelarlo para una mayor duración.
¡Anímate a preparar este caldo de pollo casero! Verás que el resultado merece la pena.