Costillas de cerdo estilo Chino: receta fácil y deliciosa
Descubre cómo preparar unas costillas de cerdo estilo chino increíblemente tiernas y caramelizadas. Una receta fácil para sorprender con un sabor irresistible.

Hay platos que conquistan desde el primer bocado, y estas costillas de cerdo al estilo chino son uno de ellos. Olvídate de complicaciones y prepárate para disfrutar de una carne increíblemente tierna, jugosa por dentro y con un exterior caramelizado que te hará cerrar los ojos de placer. Una receta sencilla que trae los sabores de oriente a tu mesa.
Ingredientes necesarios
Para preparar esta delicia necesitarás reunir los siguientes ingredientes:
- Un costillar de cerdo (preferiblemente de corte corto, más manejables)
- Sal gorda (un puñado generoso)
- Aceite de oliva suave o de girasol (unas 3-4 cucharadas)
- 3 cebolletas (solo la parte verde y el inicio de la blanca)
- 4 rodajas finas de jengibre fresco
- 3 cucharadas soperas de azúcar
- Pimienta blanca molida (un pellizco generoso)
- 4 cucharadas soperas de salsa de soja suave
- 2 cucharadas soperas de vino de arroz chino (Shao Xing) o un vino blanco seco
- Agua (cantidad suficiente para cubrir las costillas)
- Media cucharadita de sal fina (ajustar al gusto)
- 1 cucharada sopera de semillas de sésamo tostado
Elaboración paso a paso
Aunque el resultado es espectacular, verás que el proceso es más sencillo de lo que parece. ¡Vamos allá!
1. Preparación de las costillas
Lo primero es preparar la carne. Si no te lo ha hecho el carnicero, corta el costillar en costillas individuales, siguiendo el hueso. Una vez separadas, colócalas en un bol amplio. Añade un buen puñado de sal gorda y frota bien cada costilla. Este paso ayuda a limpiar la carne y a que la capa exterior quede perfecta para la cocción. Deja reposar unos 10 minutos.
Pasado ese tiempo, llena el bol con agua fría y lava bien las costillas una a una para retirar toda la sal gorda. Escúrrelas bien.
2. Sellado y caramelización
Pon al fuego una sartén amplia tipo wok, una cazuela baja o una sartén profunda. Añade un chorro generoso de aceite y caliéntalo a fuego medio-alto. Cuando esté caliente, incorpora las costillas escurridas. Dóralas bien por todos lados, removiendo de vez en cuando. Buscamos ese color dorado intenso que sella la carne y potencia su sabor.
Una vez doradas, baja el fuego a medio-bajo. Añade las cebolletas troceadas (la parte verde y un poco de lo blanco), las rodajas de jengibre y las tres cucharadas de azúcar. Espolvorea también un poco de pimienta blanca molida. Remueve constantemente con cuidado. El azúcar comenzará a derretirse y a caramelizar. Es importante mantener el fuego bajo y no dejar de remover para que el azúcar no se queme y amargue. Sigue cocinando hasta que las costillas estén bien impregnadas de un caramelo oscuro y brillante.
3. Cocción lenta
Cuando las costillas tengan ese aspecto caramelizado tan apetecible, sube ligeramente el fuego y añade la salsa de soja y el vino de arroz (o vino blanco). Remueve para que se integren los sabores durante un minuto.
A continuación, cubre las costillas con agua. No te excedas, justo hasta cubrirlas. Añade la media cucharadita de sal fina (prueba el caldo más tarde por si necesita ajuste, recuerda que la soja ya es salada). Lleva la mezcla a ebullición, luego baja el fuego a medio-bajo, tapa la cazuela o sartén parcialmente y deja que se cocine lentamente.
4. Reducción y Toque Final
El proceso de cocción puede llevar entre 45 minutos y una hora, o hasta que las costillas estén muy tiernas y el líquido se haya reducido considerablemente, formando una salsa espesa y brillante que nape las costillas. Durante los últimos minutos, vigila de cerca y remueve con más frecuencia para evitar que el caramelo se pegue al fondo.

Justo antes de retirar del fuego, cuando la salsa tenga la consistencia deseada, añade las semillas de sésamo tostado. Dale una última vuelta para que se distribuyan bien.
¡A disfrutar!
Sirve las costillas inmediatamente, bien calientes, salseadas con el caramelo de la cocción. Son un plato principal fantástico acompañadas de arroz blanco o unas verduras salteadas. ¡Prepárate para chuparte los dedos!